Historia del Arte,  Materiales de estudio

El juramento de los Horacios

Comentario y análisis de El juramento de los Horacios, pintado por David en estilo neoclásico

Identificación y clasificación

El juramento de los Horacios es un óleo sobre lienzo, obra del pintor francés Jacques-Louis David (1748-1825). La obra data de 1784 y podemos contemplarla en el Museo de Louvre, en la ciudad de París. Es una obra de estilo neolcásico y temática histórica. Es un lienzo de grandes dimensiones: 425 centímetros de largo por 330 de altura.

Análisis

Temática

El cuadro narra un hecho histórico recogido por Tito Livio en su Historia de Roma, aunque David se inspiró en una obra de teatro de Pierre Croneille, dramaturgo francés del siglo XVII.

Cuenta Tito Livio que por el por 669 a.C., Roma y Alba Longa se enfrentaron en una guerra por el control del centro de la península itálica. Para dirimir el conflicto se recurrió a un enfrentamiento entre tres campeones de cada ciudad: los hermanos Curacios (Alba Longa) y los Horacios (Roma). El elemento dramático radica en que Sabina, hermana de los Curiacios, estaba casada con uno de los hermanos Horacios; mientras que Camila, hermana de los Horacios estaba prometida con un de los Curacios. Los parientes debían enfrentarse, anteponiendo su deber ciudadano a los lazos de familia.

La elección de la escena sirve para expresar un principio cívico: el cumplimiento del deber por encima de cualquier sentimiento personal y se cristaliza en la exhortación del padre de los Horacios a tomar las armas ignorando el lamento de las mujeres.

De Anne-Louis Girodet de Roussy-Trioson – KwHkqyZxc2i04A en el Instituto Cultural de Google resolución máxima, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=21977949

Composición

Siguiendo los principios del estilo neoclásico, David compone la escena con claridad y equilibrio. Las figuras se integran en un marco arquitectónico clásico y sobrio. Tres arcos de medio punto sirven para dividir la escena en tres partes y las grandes losas del suelo acentúan la perspectiva.

En el centro de las composición el padre de los Horacios, exigiendo el juramento de combatir por la república romana. Su gesto teatral acentúa la importancia de cumplir con la obligación y el honor. Su mano izquierda alzada, sostiene las espadas que entregará a sus hijos y que son el punto de fuga del cuadro.

A la izquierda los tres hermanos Horacios unidos en un fuerte abrazo representan la unidad. Preparados para la batalla, juran ante su padre. Los brazos derechos alzados, realizando el saludo romano, y sus píes derechos forman, junto con los de su padre, un rombo perfecto. Son el símbolo de ciudadano-guerrero de la república romana.

El tercero de los arcos, a la derecha, está reservado a las mujeres de la familia. Representa el verdadero drama emocional de la escena: el resultado del sacrificio de honor que están realizando los hombres. Camila, vestida con toga blanca, prometida de uno de los hermanos Curacios, se apoya en su cuñada Sabina, formando un triángulo perfecto. Un sufrimiento comedido, como corresponde a matronas de la aristocracia romana. Una tercera mujer, de túnica negra, trata de proteger o consolar a los niños ante el drama familiar que el pequeño pretende contemplar. Las líneas curvas predominante en esta parte del cuadro contrastan con las rectas de la parte masculina.

Dibujo, luz y color

La obra de David es un verdadero manifiesto de los principios del neoclasicismo. A la perfecta y estudiada composición debemos añadir el predominio del dibujo, al cual queda subordinado el color. Las figuras se perfilan cuidadosamente, los dibujos preparatorios que se conservan atestiguan la importancia de esta fase en la realización de la obra. El degradado suave de los colores y el juego de la luz crea un modelado perfecto, casi escultórico, reforzado por el perfecto conocimiento anatómico de la musculatura de los personajes. Son figuras musculosas, tensas, fuertes, idealizadas, que representan los valores de la sociedad romana. Quizás el tratamiento escultórico provoca cierta gélida frialdad en las figuras y en el conjunto de la obra.

El color se aplica con pinceladas invisibles. David sitúa los colores oscuros en el fondo de la composición y los claros en las figuras, como mandan los cánones académicos. Predominan los tonos de gris y ocre, salpicados con un sorprendente rojo en la capa del padre y los detalles en la vestimenta de uno de los hermanos y la silla de Sabina. El color rojo parece trazar una diagonal que relaciona y equilibra cromáticamente las tres partes de la composición.

La luz, muy tenue y matizada (es una escena de interior) proviene de un foco real en la parte izquierda, real pero no visible. Las sombras se alagan hacia las mujeres como un mal presagio. Esta luz permite el modelado de las figuras.

Función de la obra

Pese a que David se convirtió en un artista muy vinculado a los movimientos revolucionarios, antes fue un pintor muy cotizado y valorado por la Corona. Fue el rey Luis XVI quien le encargó esta obra, que pretendía ser un llamamiento a la lealtad a Francia, al Estado y al Rey por encima de los intereses particulares de cada individuo. Sin embargo las lecturas políticas que se han hecho de esta obra varían según las épocas y los intereses, viendo algunos unas llamada a la rebeldía y otros a la defensa del Estado.

Influencias

Entre las influencias artísticas de David debe destacarse el mundo clásico: Grecia y Roma, tanto en sus valores cívicos, como en su concepción del arte y en la temática, siendo especialmente importante la escultura.

Las referencias a los grandes pintores del Renacimiento son importantes, especialmente a la perfección del dibujo de artistas como Rafael, o al equilibrio compositivo de Leonardo. David siempre señaló su deuda con Poussin, que la igual que los renacentistas privilegiaba la composición equilibrada y el perfecto dibujo sobre el color o la expresividad.

La influencia de David en la Historia del Arte fue grande y duradera. Tras el triunfo de la Revolución, y con con la llegada al poder de Napoleón, su figura se convirtió en una referencia de la forma correcta de pintar, un dictador del gusto. Fueron muchos sus discípulos y seguidores, pero fue Ingres el mejor un continuador de sus principios. Las Academias de Bellas Artes tomarán como referencia la forma de pintar de David como modelo de corrección.

Debemos destacar también su influencia por oposición. La irrupción en la pintura francesa de Gericuault, Delacroix y el romanticismo, supuso un enfrentamiento con los principios defendidos por David y la Academia: un enfrentamiento entre el dibujo y el color, entre la razón y el sentimiento que hizo avanzar la pintura en nuevas direcciones.

https://es.wikipedia.org/wiki/Juramento_de_los_Horacios

https://www.lacamaradelarte.com/2019/02/juramento-de-los-horacios.html

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