Contexto del Arte Renacentista
El arte del Renacimiento tuvo su origen en una época de profundos cambios políticos, culturales y sociales
Origen y cronología
El origen del arte renacentista lo encontramos en la actual Italia, concretamente en la ciudad de Florencia, hacia la década de 1420. Se desarrolló entre el siglo el XV y las primeras décadas del XVI, el Quattrocento y el Cinquecento. Il Sacco de Roma en 1527 por las tropas de Carlos V, es considerado el punto final del Renacimiento Pleno en Italia.
La segunda mitad del siglo XVI, fue testigo del desarrollo del Manierismo y del inicio del Barroco. Desde Italia el Renacimiento se expandió por Europa, especialmente Francia y España, y América, aunque la cronología fuera de Italia fue más tardía y su desarrollo limitado.
Florencia
Florencia no fue sólo el origen del Renacimiento, sino que durante el siglo XV fue la ciudad donde alcanzó sus máximos logros, cuna o escuela de los más importantes artistas y humanistas, el mecenazgo de la familia Médici, especialmente de Lorenzo el Magnífico fue clave el desarrollo del arte.
Roma
La situación cambió en el siglo XVI, Lorenzo el Magnífico murió en 1492 y con él toda una época. El protagonismo artístico y el liderazgo cultural pasó a Roma, donde los papas Julio II, Giuliano della Rovere (1503-1513) y León X, miembro de la familia Médici (1513-1521) tomaron el relevo como principales valedores de la nueva sensibilidad y atrajeron a los mejores artistas. La construcción de la nueva Basílica de San Pedro fue el gran proyecto artístico de la ciudad y de la cristiandad.
Situación política
Italia no se configuró como un Estado hasta las revoluciones liberales del siglo XIX, durante el periodo renacentista era un mosaico de territorios independientes de diversos tamaños y con gran variedad de formas de gobierno: ciudades Estado, teocracias (como Roma), pequeños principados, repúblicas, monarquías… que estaban viviendo un desarrollo económico importante gracias al comercio, las manufacturas o la banca. La mayor parte de estos territorios profesaron una gran interés y amor por la cultura, el arte, el refinamiento y el lujo; pero también por la conspiración y el poder. El Renacimiento fue la época de Rafael y Leonardo, pero también la de Maquiavelo y su gran manual de política: El Principe, que hoy sigue sirviendo de guía a la ambición de nuestros políticos.
Lo que más nos interesa desde la Historia del Arte es como esta rivalidad política entre las clases gobernantes de las ciudades italianas benefició al desarrollo de la cultura y el arte. Cada ciudad, cada corte, quería atraer a los mejores artistas y humanistas para aumentar su prestigio, lo que generó un ambiente propicio para los artistas del Renacimiento.
Otra características importante de la situación política en la Italia renacentistas fue la intervención de las potencias europeas. Mientras Italia estaba políticamente fragmentada y se configuraba en torno a territorios independientes, en Europa se estaba desarrollando el Estado moderno. En Castilla, la Reina Isabel había establecido los cimientos de esta nueva forma de gobierno, basada en recuperación del poder real limitando el de la nobleza y la iglesia, creando ejércitos permanentes donde la artillería iba a jugar un papel esencia, reorganizando la hacienda y estructurando una red diplomática (valga como ejemplo su política matrimonial). El otro gran Estado que se estaba configurando era Francia, quien se disputaría la hegemonía europea con la monarquía española tras la unión dinástica de Castilla y Aragón. Italia fue uno de los campos de batalla más importante, especialmente durante el reinado de Carlos I en España y Francisco I en Francia.
Los diversos estados italianos, de manera interesada o forzosa, tomaron parte en estas luchas, siendo especialmente importante la postura del papado por su importancia ideológica. Los papas trataron de mantener una postura equilibrada entre ambas potencias para evitar la hegemonía de una de ellas en Italia, fue precisamente esa política la que llevó al Papa Clemente VII a apoyar a Francisco I e, indirectamente propiciar el brusco y triste final del Renacimiento clásico en 1527, con il sacco di Roma por parte de las tropas de Carlos V. Tras el saqueo de la ciudad el papado entró en una decadencia de la que le costó unas décadas salir, y los artistas que trabajaban en Roma se dispersaron por toda Europa, ayudando a expandir el estilo artístico.
Economía
La economía Europea vivió una gran desarrollo durante estos siglos. El crecimiento económico vivido a finales de la Edad Media, que ya estudiamos al hablar del Gótico, favoreció nuevas actividades económicas como las manufacturas, el comercio y la banca, a esta última actividad debían su fortuna los Médici. De la mano de estos negocios las ciudades crecieron y la burguesía cobró mayor importancia, especialmente en Flandes e Italia, territorios muy urbanizados para la época.
Descubrimientos geográficos
Otro elemento clave para el crecimiento económico fueron los descubrimientos geográficos llevados a cabo por los navegantes portugueses en África, buscando una ruta hacia las Indias, y España, tras la llegada a América de Cristóbal Colón en 1492. Desde estos continentes llegaron a Europa grandes cantidades de oro y plata, pero también de otros productos coloniales antes desconocidos.
Como comentamos anteriormente al hablar de la rivalidad entre las cortes italianas, también el aumento de la riqueza tuvo una influencia importante en el desarrollo del renacimiento. Muchos personajes poderosos utilizaron su riqueza para rodearse de artistas y obras que les proporcionaron prestigio.
Nueva mentalidad
La mentalidad de la época va a quedar marcada por dos elementos clave:
-
La Reforma Protestante
La Reforma Protestante y Contrarreforma
La disputa por la venta de las indulgencias por el papado, cuya recaudación se estaba empleando para la construcción de la gran Basílica de San Pedro, provocó la reacción de Martín Lutero, quien colgó sus 95 tesis de Martín Lutero abriendo el camino de la Reforma Protestante. Por otro lado, las disputas entre el Papa y Enrique VIII provocaron el cisma de la Iglesia Anglicana.
La reacción Católica vino de la mano del Concilio de Trento (1541-1563) auspiciado por Carlos V y el papa Pablo III, donde su pusieron las bases de la reforma católica o Contrarreforma.
El humanismo
El pensamiento filosófico del Renacimiento estuvo marcado por el Humanismo. Una nueva mentalidad o corriente ideológica surgida en Florencia, cuyas principales características fueron:
-
El antropocentrismo poniendo al ser humano, dotado de razón y libertad, en el centro de toda reflexión, algo que no sucedía desde la antigüedad clásica.
-
La recuperación de la cultura grecolatina: especialmente el estudio de las lenguas griega y latina, y de los autores clásicos como Platón y Aristóteles. De la mano de la filología se discutieron las bases filosóficas del pensamiento.
-
El fomento del uso de lenguas vernáculas como vehículos para la trasmisión cultural, incluso la Biblia se tradujo a las leguas modernas.
-
El desarrollo de un pensamiento crítico que, de la mano de las universidad y las academias, escapó del férreo control ideológico que la Iglesia había ejercido durante la Edad Media.
-
El cultivo de un espíritu científico que basaba el conocimiento en la observación y la experimentación, primer paso hacia la elaboración del método científico.
-
El cambio en la concepción del individuo. Se reforzó el individualismo; un rasgo que, desde el Renacimiento, fue un elemento distintivo de la cultura occidental en su conjunto.
Las academias y universidades jugaron un papel clave en la expansión del Renacimiento y los nuevos conocimientos por toda Italia y Europa, pero a esta labor contribuyó un inventó revolucionario de mediados del siglo XV: la imprenta de tipos móviles. Fue el orfebre alemán Johannes Gutenberg quien desde Maguncia dio origen a una auténtica revolución en el mundo de la cultura. La imprenta sirvió para aumentar la tirada de ejemplares de cada libro, abaratando los costes y permitiendo un mayor número de lectores.
Los filósofos y artistas querían recuperar los valores espirituales, filosóficos y formales del mundo greco-latino, una época dorada para el arte y la cultura, pero sin abandonar la fe cristiana, generando un sincretismo creativo entre el mundo clásico y el cristianismo.
El humanismo y el arte
La influencia del humanismo en el arte fue notable, especialmente por la recuperación de la dimensión humana. Las grandes catedrales góticas fueron creadas como ofrenda a Dios, sus proporciones tenían sentido dentro de su contexto teocéntrico, pero la mentalidad renacentista exigía unas nuevas construcciones ideadas a su propia medida, equilibrando altura y planta, potenciando el plano horizontal sobre el vertical. Las proporciones y la geometría se simplificaron. La reducción de la altura hizo innecesarios los grandes cálculos de ingeniería góticos, propiciando la vuelta el arco de medio punto, y todo el repertorio de formas clásicas, equilibrando estatismo y dinamismo.
Por otro lado el Humanismo supuso la recuperación ideológica y formal del mundo clásico; y los artista, humanistas o muy influidos por ellos, tomaron como modelo perfecto el arte de la Antigüedad Clásica: Grecia y Roma.
Las ruinas, los relieves y las esculturas clásicas fueron estudiadas con devoción por los artistas. Los Diez libros de arquitectura de Vitrubio, recuperados durante el Renacimiento, fue el manual de cabecera para los arquitectos.
Hubo grandes cambios visuales y formales con respecto al arte medieval. Destaca la aplicación sistemas de representación de la perspectiva en las artes plásticas, camino abierto por Giotto en el siglo anterior, o las nuevas formas en la escultura. En la arquitectura se recuperó el vocabulario formal clásico (arcos de medio punto, bóvedas, órdenes, arquitrabes….). Brunelleschi plasmó en sus obras la búsqueda de perspectivas y la utilizaron de módulos para articular las construcciones, que se concebían en relación la perspectiva humana.
Es importante no caer en el error de considerar el arte del Renacimiento como una mera copia del clásico, los artistas de los siglos XV y XVI rescataron el vocabulario formal de clasicismo pero lo utilizaron con una gran originalidad, adaptándolo a las necesidades del mundo en la Edad Moderna. Como se dice a menudo usaron el mismo vocabulario para escribir un libro nuevo.