Historia del Arte,  Materiales de estudio

El Humanismo

El humanismo fue una nueva corriente filosófica surgida en Florencia y que marcó el renacimiento.

El humanismo fue una nueva mentalidad, filosofía o corriente ideológica surgida en Florencia y que marcó el pensamiento del mundo renacentista.

Su característica principal era el antropocentrismo (frente al teocentrismo medieval). El humanismo colocó al ser humano, dotado de razón y libertad, en el centro de toda reflexión, algo que no sucedía desde la antigüedad clásica. El objetivo de esta nueva filosofía era perfeccionar la naturaleza humana y preparar al individuo para la vida política, aportándole virtudes cívicas, sensibilidad artística y refinamiento cultural.

La segunda característica del humanismo fue la recuperación de la cultura grecolatina: especialmente el estudio de las lenguas griega y latina, y de los autores clásicos como Platón y Aristóteles. De la mano de la filología se discutieron las bases filosóficas del pensamiento europeo.

Al mismo tiempo en que se realizaban los estudios filológicos clásicos se fomentó también el uso de lenguas vernáculas como vehículos para la trasmisión cultural frente a la primacía del latín en la época medieval, incluso la Biblia se tradujo a las leguas modernas.

El humanismo desarrolló un pensamiento crítico que, de la mano de las universidad y las academias, escapó del férreo control ideológico que la Iglesia había ejercido durante la Edad Media, y puso en cuestión los criterios de autoridad en la ciencia y el pensamiento, que se otorgaba a los pensadores antiguos.

Las academias: fueron las grandes impulsoras del pensamiento humanista. Su modelo fue la Academia Platónica florentina fundada en 1459 bajo el mecenazgo de Cosme de Médicis y continuada por Lorenzo. Funcionó como una reunión de eruditos para discutir sobre literatura y filología clásica. Este modelo fue imitado en otros lugares de Italia y el resto de Europa. En la academia florentina destacaron figuras como el sabio bizantino Plethon, Marsilio Ficino o Pico della Mirándola.

Durante la época renacentista se desarrolló un espíritu científico que basaba el conocimiento en la observación y la experimentación, primer paso hacia la elaboración del método científico. Los humanistas sentían una gran confianza en el progreso científico y técnico, y en las ventajas que aportarían a la humanidad. Frente a la visión desconfiada sobre el progreso del mundo medieval, el humanismo se mostraba esperanzado en el fututro.

Las academias y universidades jugaron un papel clave en la expansión del Renacimiento y los nuevos conocimientos por toda Italia y Europa, pero a esta labor contribuyó un inventó revolucionario de mediados del siglo XV: la imprenta de tipos móviles. Fue el orfebre alemán Johannes Gutenberg quien ,desde Maguncia, dio origen a una auténtica revolución en el mundo de la cultura. Una impresión de la Bíblia La Bíblia de Gutenberg o De las 42 líneas,fue el primer libro impreso a gran escala con el nuevo invento. La imprenta sirvió para aumentar la tirada de ejemplares de cada libro, abaratando los costes y permitiendo un mayor número de lectores, recordemos que el método anterior consistía en la copia a mano. La expansión de la imprenta por Europa fue muy rápida, llegando pronto a ciudades españolas como Valencia, gran centro de impresión de libros ya desde el siglo XV.

Los filósofos y artistas querían recuperar los valores espirituales, filosóficos y formales del mundo greco-latino, una época dorada para el arte y la cultura, pero sin abandonar la fe cristiana, generando un sincretismo creativo entre el mundo clásico y el cristianismo.

Los humanistas del Renacimiento estaban convencidos de vivir un tiempo nuevo y mejor, que dejaba atrás los tiempos oscuros del medievo. Frente a otras etapas cuyos nombres has sido acuñados por sus críticos, el concepto de Renacimiento se acuño en su misma época, con connotaciones positivas. Artistas y pensadores renacentistas se veían a mismos como los nuevos griegos y romanos, el fresco de La Escuela de Atenas de Rafael, representa de manera magistral esta idea. Muchos de los protagonistas del Renacimiento sirven de modelo para retratar a los sabios del antigüedad. Los personajes de Rafael debaten como si de una Academia humanista se tratara, en una escena que se desarrolla en arquitectura idealizada que responde a los modelos clásicos, y todo ante la atenta mirada de las estatuas de Atenea y Apolo, dioses de la sabiduría y las artes.

La recuperación del pensamiento y las formas clásicas por los renacentistas no deben hacernos caer en la idea de un tiempo de nostalgias, de mirada al pasado; al contrario, el Renacimiento fue un movimiento que mira al futuro, que quiere crear algo nuevo.

Los cambios sociales y filosóficos tuvieron su reflejo en la concepción del individuo. Se reforzó el individualismo un rasgo que, desde el Renacimiento, fue elemento distintivo de la cultura occidental en su conjunto. La proliferación de retratos y, especialmente, de autorretratos son un buen reflejo de ello

Tres personajes ejemplifican ese cambio en la visión de ser humano durante el renacimiento: el humanista, el artista y el mecenas, y los tres tuvieron una importancia crucial en el desarrollo del arte renacentista.

  • El humanista: una persona culta, conocedora de la antigüedad, capaz de leer en griego y latín; entendido en los avances tecnológicos y en el conocimiento geográfico y cosmológico. Poeta y dilettante. Con una fuerte confianza en el progreso. Fueron personajes reclamados en las cortes italianas, donde debían saber comportarse según los usos de la época. Baltasar Castiglini recogió en su obra El Cortesano, como debía ser perfecto caballero renacentista, los usos de la nobleza medieval debían refinarse en los nuevos tiempos.Sus discusiones sobre cualquier tema incluían la política, la ciencia, la literatura pero también el arte. Analizaron las obras de los artistas, discutieron sobre la idea de belleza, en términos platónicos, para acabar haciéndolo sobre el objeto bello, de manera aristotélica. Con los humanistas surgió la crítica del arte. Entre el humanista y el artista hubo siempre una estrecha relación, siendo, a menudo, la misma persona.
  • La figura del artista recibió durante el Renacimiento un reconocimiento como no había tenido desde la Atenas clásica. Durante siglos el artista había vivido en el anonimato, integrado en los gremios como cualquier otro artesano. Esto cambió en el siglo XV, los artistas ganan prestigio social, se conocen sus nombres (hasta el punto de que a muchos artistas del Renacimiento: Rafael, Leonardo, Miguel Ángel… los conocemos directamente por su nombre, sin necesidad de especificar el apellido). Los nuevos artistas reclaman que el suyo no es un trabajo manual, sino intelectual lo que llevó a muchos de ellos a teorizar sobre arte; un buen ejemplo fue el arquitecto Alberti, con obras como De pictura, De statua, De re aedificatoria. El artista debía ser también un humanista, con una formación completa (poesía, música, ciencia…) que le permitiera participar en los círculos cercanos al poder, donde debía saber comportarse de forma cortés. Desde el Renacimiento la Historia del Arte comenzará a centrarse más en los artistas que en los estilos.
  • Una tercera figura jugó un papel importante en el desarrollo del arte del Renacimiento: los mecenas. Personajes poderosos que, interesados por el arte y la cultura de su tiempo, promocionan y protegen a artistas. Los Medici, especialmente Lorenzo el Magnífico, en Florencia, o los papas en Roma, requerían la presencia de estos artistas y humanistas en sus círculos. No es este un apoyo desinteresado, más allá de la sensibilidad artística, los mecenas buscan prestigio, el arte como elemento propagandístico (papel que siempre tuvo, tiene y tendrá). El artista y el poderoso viven una simbiosis beneficiosa para ambos.

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