Las Puertas del Paraíso
Lorenzo Ghiberti logró en los relieves de las terceras puertas del Baptisterio de Florencia una de las obras cumbres del Renacimiento
Terminado el conjunto de relieves de la puerta norte Ghiberti recibió un nuevo encargo, las terceras puertas del Baptisterio (esta vez sin que fuera necesario concurso). Trabajo en ellas entre 1425 y 1452, tenía setenta años de edad cuando terminó la obra, por lo que no es nada exagerado hablar de la obra de su vida.
Para su realización continuó contando con el taller que había formado para las primeras, en él trabajaron algunos de los mejores escultores del Quattrocento como Donatello, Michelozzo o della Robbia, así como sus hijos Víctor y Thomas Ghiberti.
Fue en estas terceras puertas donde Ghiberti revolucionó la escultura, hasta el punto de que Miguel Ángel consideró que eran dignas de ser las puertas del Paraíso, mientras Vasari afirmaba que era “la obra de arte más fina jamás creada”.
Si en los relieves anteriores todavía eran visibles reminiscencias góticas, en éstas puertas los planteamientos renacentistas dominan por completo la composición. Junto al naturalismo, el modelado de los cuerpos, el idealismo de las figuras humanas y el trabajo de los ropajes, destaca la gran aportación de Ghiberti: la perspectiva lineal y los efectos de profundidad, valiéndose para lograrlo de la degradación del relieve, los paisajes y las arquitecturas.
Las dimensiones de estas puertas son de 5,20 metros de altura y 3,21 metros de ancho, con 11 centímetros de grosor, un peso total de ocho toneladas. Aunque inicialmente los relieves iba a seguir la misma distribución en 28 panales de las otras dos puertas, finalmente la distribución fue distinta, reduciendo los paneles a sólo 10: una fila de 5 en cada uno de los batientes. También cambió la forma de los paneles, ahora cuadrados con unas medidas de 80 centímetros de lado. Los relieves ganaron tamaño y eso permitió mejor claridad en las composiciones y las figuras, beneficiando los efectos de perspectiva.
El programa iconográfico se extrajo del Antiguo Testamento, volviendo a la que fue la idea original para la puerta norte. Las escenas elegidas representaban las historias de:
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Adán y Eva
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Noé
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Isaac, Esaú y Jacob
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Moisés
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David
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Caín y Abel
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Abraham
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José
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Josué
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Rey Salomón y la Reina de Saba
Enmarcando los paneles vemos pequeñas representaciones de los profetas y 24 bustos, destacando el autorretrato del propio Ghiberti y el retrato de su padre, Bartolomé Ghiberti. El marco exterior, el del conjunto de puerta, está adornado con elementos vegetales y animales.
Cuando estuvo terminada los florentinos decidieron cambiar su ubicación, de la puerta sur para la que había sido pensada se trasladó a la fachada este, la más importante, pues mira a la Catedral, las de Andrea Pisano se desmontaron y, desde entonces, ocupan la puerta sur. Sin embargo, los paneles que actualmente contemplamos en el Baptisterio no son los originales, que fueron trasladados al Museo dell’Opera del Duomo tras su restauración.
Sobre esta obra el propio artista afirmó “En esta obra busqué imitar la naturaleza de manera tan realista como fuera posible, tanto en proporciones como en perspectiva … los edificios aparecen como vistos por el ojo de alguien que mire desde la distancia”, fijando el naturalismo y la perspectiva como sus dos grandes objetivos.