Pintura barroca: España
La pintura barroca española se caracteriza por su equilibrado realismo, la sencillez de sus composiciones y la influencia del tenebrismo; pero también por un sentimiento religioso que, de la mano de la Contrarreforma, invade todos los aspectos de la sociedad.
Es un realismo marcado por la intimidad de sus composiciones y la humanidad de sus personajes. Los momentos y temas más dolorosos y patéticos son tratados sin teatralidad, y se huye de los temas heroicos. El estudio temprano y constante de la luz llevó a la técnica tenebrista que, además, conectaba perfectamente con los valores espirituales de la época.
Los temas tratados fueron:
- Los religiosos: fue el género predominante. Los pintores barrocos supieron representar el ascetismo y misticismo de santos y frailes, pero también el éxtasis.
- El bodegón (naturaleza muerta) fue muy tratado durante el barroco, el bodegón español destaca por su austeridad y sencillez, frente a la exuberancia flamenca.
- El retrato, especialmente los de la familia real, nos dejó algunas de las obras maestras de la época, especialmente de la mano de Velázquez.
- Fue precisamente el pintor sevillano quien trató en España temas de fábula pagana y mitología, muy escasos en la época.
- El paisaje no adquirió valor propio, pero la calidad con la que trataron Velázquez y Ribera los fondos de sus cuadros reflejan el gran dominio que tuvieron de este género.
La pintura barroca española puede estudiarse dividida en varias escuelas, todas ellas en constate evolución y con importantes diferencias entre los artistas que las compusieron:
- La escuela valenciana con artistas como Francisco Ribalta y José Ribera
- La escuela sevillana de Herrera el Viejo y Pacheco, maestro de Diego Velázquez
- La escuela madrileña formada en torno a los pintores de la Corte
- Diego Velázquez debe tratarse a parte por su constante evolución desde un primer tenebrismo costumbrista, hasta un estilo colorista casi veneciano.