Urbanismo y arquitectura en el Renacimiento
Las fuentes de la arquitectura y el urbanismo del Renacimiento deben buscarse en la antigüedad clásica. Las ruinas, los relieves y las esculturas clásicas fueron estudiadas con devoción por los artistas. Los Diez libros de arquitectura de Vitrubio, recuperados durante el Renacimiento, fue el manual de cabecera para los arquitectos. El camino de la teoría del arte también lo tomaron otros artistas como Alberti (De pictura, De statua, De re aedificatoria) donde reflexionan sobre la estética y la técnica del nuevo estilo. Los arquitectos utilizaron los módulos para articular las construcciones, que se concebían en relación la perspectiva humana (antropocentrismo: el hombre como centro y medida de todas las cosas).
Urbanismo
Ante el caos de las ciudades medievales, varios arquitectos renacentistas crearon propuestas urbanísticas para diseñar una ciudad ideal o utópica. Una de estos proyectos fue el de Antonio Averlino, Il Filarete: Sforzinda2, un trazado en forma de estrella de ocho puntas3 dentro de una circunferencia; en el centro de la misma se abría una plaza con los edificios principales y de la que surgían calles radiales hacia las puertas. El modelo retícula o endamero ideado por Hipodamo de Mileto también fue recuperado.
Proyectos como el de Filarete no llegaron a realizarse, pero sí otros menos ambiciosos: fortificaciones, plazas y jardines. Entre los jardines podemos destacar el Sacro Bosco de Bomarzo diseñado por Pirro Ligorio (1552) y la Villa d’Este en Tívoli, del siglo XVI realizados según el gusto manierista.
Arquitectura
Los principios vitrubianos de firmitas, utilitas y venustas fueron el eje teórico sobre el que se basó la arquitectura renacentista. Se recuperaron elementos constructivos y decorativos de la época clásica:
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La columna como elemento básico de soporte, sola o adosada al pilar, y rematada por capiteles de todos los órdenes clásicos (dórico, jónico, corintio, toscano, compuesto…)
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Los entablamentos y sus frontones de remate necesarios en la construcciones arquitrabadas, con sus componente clásicos
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Las grandes bóvedas en sus más variadas modalidades (cañón, arista, cúpula de media naranja…).
El sentido unitario fue una de las claves del arte renacentista, volviendo a los principios de las construcciones y el urbanismo griego, generando armonía calma. El Renacimiento rompió con la diversidad de puntos de vista que ofrecía la catedral gótica (volviendo en algunos casos a la cruz griega).
Las edificios más destacados fueron las iglesias; pero también se desarrolló la arquitectura civil, especialmente los palacios y las villas (segundas residencias campestres). El concepto de utilitas de Vitrubio fue la norma teórica durante los siglos XV y XVI.
Los palacios se construyeron con forma cúbica, coronada por una cornisa; normalmente de tres pisos separados por molduras horizontales y estructurados en tres órdenes (dórico o toscano, jónico y corintio). Apenas se resaltaba la fachada principal. Pese a la abundancia de ventanas, su aspecto sólido, de fortaleza defensiva, reforzado por el fuerte almohadillado del piso inferior. Estas construcciones nos recuerdan lo convulsos que fueron aquellos años en Italia. La organización interior gira en torno a un patio central (cortile).
- Arquitectura del quattrocento
- Arquitectura del cinquecento
1Siguiendo el camino abierto por Giotto.
2En honor de Francesco Sforza, su mecenas y señor de Milán.
3Esta forma de estrella facilitaba la defensa de la ciudad mediante artillería, no debemos olvidar que ya se había generalizado el uso de la pólvora en la guerra y eso obligó a replantear la fortificación de las ciudades.
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