Los jugadores de cartas
Comentario y análisis de Los jugadores de cartas, pintado por Cézanne en estilo post-impresionista
Identificación y clasificación
Los jugadores de cartas es un óleo sobre lienzo, obra del pintor francés Paul Cézanne (1839-1906). La obra data de 1894-95 y podemos contemplarla en el Museo d’Orsay, en la ciudad de París. Es una obra de estilo post-impresionista y la temática es costumbrista o de género, una partida de cartas. No es un cuadro de grandes dimensiones: 47,5 centímetros por 57.
Análisis
Temática
El tema es costumbrista, estamos ante una pintura de género. No narra ningún acontecimiento histórico, no muestra ninguna gran enseñanza moral o ética, ni tampoco es el retrato de algún personaje importante (el personaje que fuma en pipa se ha identificado como un jardinero llamado Alexandre que trabajaba para el padre del artista).
Es la representación de una partida de cartas, posiblemente en un bar o café. Es la quinta versión de este tema que realizó el artista en la década de 1890, en cada una de ellas fue simplificando la escena hasta llegar a la que comentamos.
Este tipo de temas sencillos, cotidianos, modernos, son habituales entre los pintores del impresionismo y los movimientos artísticos posteriores. Liberados de la necesidad de grandes temas que exigía la Academia y el Salón, estos pintores se acercaron a la vida moderna, siguiendo las directrices del escritor Baudelarie quien consideraba que esa era la misión del artista.
Composición
La composición del cuadro está muy cuidada, no olvidemos que la intención de Cézanne era dotar a la pintura impresionista de la estructura y la solidez de los grandes artistas del pasado, sin abandonar la técnica moderna. La simplificación de la escena la dota de una sobriedad casi monumental; una simple partida de cartas que, por los gestos y miradas de los personajes, se vuelve grave, casi épica, como cualquier partida en un bar.
La botella que descansa sobre la mesa marca el eje del cuadro, no está en el centro geométrico de la composición, detalle que, junto a la figura cortada del jugador de la derecha, pueden dar la sensación de descuido compositivo, pero no es así. La figura del jugador de la derecha está encorvado, con un abrigo voluminoso, por lo que su peso en el conjunto del lienzo es mayor y eso compensa que ocupe menos espacio, los mismo podemos decir de los colores más claros. La figura de la izquierda, más erguida está completamente dentro del marco.
La composición es muy compleja, podemos ver el triangulo que forman las cartas, con las miradas de los jugadores en la parte superior de la mesa y su reflejo en la parte inferior con los brazos y los cuerpos.
Aunque predomina las líneas verticales: mesa, sillas, botella, jugadores… están se ven compensadas por las líneas horizontales de la pared (posiblemente la transición entre la pared y la cristalera) y la propia mesa, dando una sensación muy equilibrada.
La falta de referentes espaciales hace que nos metamos dentro de la propia partida, como espectadores casuales que no pueden evitar mirar la partida que se desarrolla en la mesa contigua.
Dibujo, luz, color y perspectiva
El dibujo crea sólidas formas geométricas, tanto en la composición como en las figuras de los personajes y en otros elementos, como la botella. Destaca el trabajo de los rostros que, en su aparente sencillez refleja el elemento psicológico, es decir, la marcha de la propia partida. La geometrización de las formas las dota de corporeidad y volumen, no debemos olvidar la idea de Cézanne de buscar las formas geométricas básicas en la naturaleza, la simplificación geométrica.
La luz es artificial, llega desde el frente, se refleja en la botella y se derrama por la composición ayudando a generar el espacio y las ligeras sobras que acentúan el modelado de los objetos y de los jugadores.
Predominan los colores ocres, mezclando azules, amarillos y rojos, más claros en la parte derecha, ayudando a equilibrar la composición, como también juega con la simetría cromática invirtiendo los tonos claros y oscuros en pantalones y chaquetas de los jugadores. Estos colores son aplicados con pinceladas breves, con la técnica del facetado para descomponer las formas y el espacio, alternando tonalidades para crear volumen en las figuras. El resultado refleja una gran austeridad tanto cromática como formal.
Observamos la superposición de planos que exploró Cézanne, especialmente visible en la inclinación de la mesa, que sacrifica los principios de la perspectiva renacentista para ofrecernos una visión más clara de los elementos que el pintor consideraba más importantes. Es como si contempláramos la mesa desde dos puntos de vista distintos, un recto par a las patas y otro ligeramente picado para la parte superior. Esta distorsión de la perspectiva será clave para el desarrollo posterior de movimientos como el cubismo, el futurismo o la abstracción.
Influencias
Cézanne formó parte del núcleo original del movimiento impresionista, participó en la exposición de 1874 en la galería de Nadar. La forma de entender la pintura, la temática y su técnica era impresionista, pero no se mostró satisfecho y quiso buscar nuevas posibilidades expresivas. Gran conocedor de la obra de los pintores clásicos, como Nicolás Poussin, trató de dotar al impresionismo de la estructura que estos artistas del pasado otorgaban a sus obras.
Cézanne consideraba que el pintor debía investigar qué es lo que realmente vemos y, para lograrlo, debía observar el mismo motivo y buscar la perspectivas correctas. Esa idea será explorada en todas sus posibilidades por Picasso y Braque, dando origen al cubismo, el primero reconocía a Cézanne como “el padre de todos ellos”; también fue notable su influencia sobre Matisse, principal artistas del fauvismo.
Esta obra se convirtió en el 2012 en el cuadro más caro del mundo, cuando se pagó por él la cifra de 250 millones de dólares, hoy ya superada.