Pintura Renacentista: el Quattrocento
Características de la pintura del quattrocento
La pintura de renacentista en Italia vivió un desarrollo paralelo al del resto de las disciplinas artísticas. Fue en Florencia donde el pintor Masaccio adoptó una nueva actitud artística que rompió con la tradición gótica, si bien en la obra de Giotto existe un claro precedente.
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Las características más importantes del nuevo estilo fueron:
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Temática: la más abundante fue la religiosa, cultivada por todos los maestros. Recuperó importancia el retrato, cada vez más realista, reflejo de la nueva sociedad y de la inspiración en las fuentes clásicas. La mitología volvió a inspirar a los artistas, siendo éste un capítulo importante entre los coleccionistas. Las narraciones mitológicas favorecieron el cultivo del desnudo que fue, sobre todo, femenino; representando hermosas figuras símbolo de la sinceridad, de la esencia auténtica de la belleza, en oposición a los engaños y a las apariencias exteriores del vestido.
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La pintura se independiza de su subordinación al conjunto; el retablo perdió importancia, cada cuadro en un mundo sí. Rompieron con el gusto por las escenas secuenciadas del gótico, en favor de la unidad de la obra.
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Los pintores buscaron la belleza, la perfección de las formas, como en el clasicismo griego hicieron los escultores, pero cada artista creó su propio canon estético. La belleza del cuerpo humano se idealizó.
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El dibujo primó sobre el color, la línea impone contornos nítidos.
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Las composiciones siguen siendo complejas, pero se inició una preocupación por la armonía, recurriendo a composiciones geométricas, especialmente las triangulares y se aprecia un afán narrativo, acumulando en una misma obra diferentes escenas.
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Adquirió protagonismo la profundidad. Había una gran preocupación por crear volumen, por dar sensación de espacio en el cuadro. Para conseguirlo emplearon diversos medios:
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La luz su dominio permitió distinguir diferentes planos en la obra.
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Los fondos de paisajes: mejoró la interpretación del paisaje como fondo de las composiciones. Los convencionalismos de principios del período desaparecieron. Los montes de los fondos se redondearon, hasta convertirse el paisaje en elemento capital del cuadro (aunque sin el detallismo de los pintores flamencos)
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Las perspectivas arquitectónicas: evolucionaron sustituyendo las formas góticas por renacentistas, de sabor clásico.
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Los escorzos en las figuras.
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Evolucionó la representación del movimiento.
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Creció la intensidad de los sentimientos.
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Las técnicas más utilizadas fueron el fresco y el temple, a las que se añadió el óleo sobre tela a finales del siglo XV.
Pintores del Quattrocento
Florencia fue el gran centro artístico del siglo XV y de allí procedían la mayor parte del los grandes pintores de la época.
Fra Angelico (1387-1445), representó el nexo con el arte gótico. Su sentido curvilíneo, sus formas alargadas y sus dorados recuerdan al estilo gótico y a la escuela de Siena, pero su concepción del volumen supuso la irrupción de un nuevo elemento en la pintura. Es el autor de La Anunciación que podemos contemplar en el Museo del Prado. Sus obras despliegan dulzura y un temperamento sin sobresaltos, transmitiendo el mismo equilibrio a paisajes, líneas y colores. Buena parte de su vida artística la consagró a decorar con frescos las celdas del convento de San Marcos, en el que vivió.
Masaccio (1401-1429) casi contemporáneo del anterior fue el verdadero renovador de la pintura. La preocupación por el volumen de sus figuras y la perspectiva conecta con las investigaciones arquitectónicas de Brunelleschi y Alberti. No dudó en utilizar las leyes matemáticas para la configuración de la perspectiva en su obras, como podemos ver en su Trinidad. Los frescos de la capilla Brancacci1 fueron un verdadero manifiesto del nuevo espíritu pictórico y sus objetivos podemos verlo en el fresco de La Moneda del Tributo y
Piero della Francesca (1416-1492) fue discípulo de Fra Angélico. Sus frescos sobre la Leyenda de la Santa Cruz, en la Iglesia de San Francesco de Arezzo, muestran su capacidad para el manejo de la luz. Su técnica de iluminación, por la parte posterior de las formas, y de los delicados matices, sólo perceptibles tras un examen detenido, suponen una evolución en el tratamiento de los volúmenes.
El último de los grandes maestros del Quattrocento fue Alessandro Boticelli (1445-1510). Su obra es muy reconocible por su dibujo nervioso, el movimiento que agita todas sus formas; y por la dulzura, la sensibilidad y la nostalgia que asoma en los rostros de sus personajes. En la melancolía de esos rostros son muchos los que ven el reflejo del talante del pintor y de la nostalgia que invadía la vida florentina a finales del siglo XV, cuando se constataba la inferioridad política de las repúblicas italianas frente a las potencias nacionales (Francia, España e Inglaterra) y de Roma tomaba el liderzgo como foco artístico.
Sus paisajes primaverales y la glorificación del cuerpo humano desnudo culminan los temas del Quattrocento, como puede comprobarse en obras como El Nacimiento de Venus, Palas y el Centauro, y La Primavera. Sus figuras tienen un aspecto afeminado, suave y ambiguo. Los rostros son suaves, de gran belleza y de mirada triste y distante que se repiten constantemente. Las figuras parece que estén soñando.
Botticelli trabajó todos los géneros pictóricos que estaban en boga durante el siglo XV: alegóricos, mitológicos, religiosos, literarios, etc. Siendo sus obras más destacadas:
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La alegoría de la Calumnia (1490): el uso de la alegoría delata la formación neoplatónica de Botticelli. La alegoría de la calumnia es una pintura al temple de pequeñas dimensiones que sorprende por el detallismo de la decoración y por la gran cantidad de personajes.
Botticelli se inspiró para este cuadro en una obra de Apeles2, el pintor más importante de la antigüedad, aunque ninguna obras había sobrevivido en el Renacimiento, era admirada a través de las descripciones3. El contenido alegórico filosófico de esta obra es muy complejo y hermético. La composición es compleja y muy simétrica. Agrupa a los personajes en tres conjuntos claramente diferenciados.
La acción transcurre dentro de un marco arquitectónico, una loggia o templo clásico abierto al exterior lo que permite la entrada de luz, reforzada por los dorados. Abundan las esculturas, que desarrollan otro programa iconográfico aun más complejo y muestra el estudio de la antigüedad.
La figura que encontramos en primer lugar es el rey Midas, sentado en su trono con orejas de asno es la representación del mal juez. Esta figura está rodeada de dos figuras alegóricas que son la Ignorancia y la Sospecha, dos mujeres de rostros crispados por las que se deja aconsejar. El rey tiende la mano hacia una figura masculina vestida con hábito negro que puede representar el Rencor o la Ira; acompaña a la Calumnia, una joven adornada por la Mentira y la Insidia. La Calumnia arrastra por los cabellos a un joven (su victima), que implora clemencia. Detrás de este grupo, y dándoles la espalda último aparece una figura vestida de negro y andrajosa, representa a la Penitencia, señala a la víctima mientras mira a una figura desnuda, que permanece al margen de la escena y mira al cielo: la Verdad.
Algunos historiadores interpretan esta obra como una defensa de Savonarola frente a los ataques del papa Alejandro VI.
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La Primavera (1480-1): pintada al temple sobre tabla es una alegoría de la primavera y nos muestra el Jardín de Venus o del Amor. Es un paisaje natural, sin elementos arquitectónicos, con un bosquecillo de fondo y una pradera con flores en el primer plano, tanto los árboles frutales como las flores apenas están esbozados. Venus, la diosa del amor, aparece en el centro presidiendo la acción y sirviendo de eje de simetría al cuadro. Botticelli se despreocupa aquí de la composición, el espacio espacio y la perspectiva; para centrarse en la figura humana, la representación iconografica y en los ritmos curvilíneos.
La figura de la izquierda es Céfiro, el viento, que levita con sus carrillos hinchados. Céfiro abraza a la ninfa Cloris y que representa la tierra, este abrazo provoca la metamorfosis de Cloris en Flora, la Primavera que surge de la fecundación del viento y la tierra. Flora es un personaje ataviado con una túnica llena de flores y que también vemos en su regazo, su rostro es uno de losmás hermosos que pintó Botticelli.
La composición está presidida en su centro por Venus, la diosa del amor, acompañada de un cupido con los ojos tapados que vuela sobre ella. Venus modera las fuerzas opuestas y conduce con una mano el ritmo de la danza de las Tres Gracias: Voluptuosidad (la más cercana a Mercurio) y Pulcritud, que coronan a la Castidad (de espaldas) a la que introducirán en el amor.
En la parte derecha de la composición, hacia la que se dirige la mirada de la Castidad, se encuentra Mercurio4, el mensajero de los dioses, con sus símbolos: el casco, la espada y los pies alados. Disipa las nubes con una una vara, todo debe ser perfecto en el Jardín de Venus.
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El nacimiento de Venus (1484): es también una pintura al temple sobre lienzo. Venus aparece totalmente desnuda surgiendo del mar; según la mitología Venus nació de la castración del dios Urano por su hijo Saturno. Su semen dio lugar a la belleza y el amor que representa esta diosa. Venus se acerca a la costa sobre una concha a modo de barco. Los vientos empujan a Venus hacia la orilla (Chipre, Pafos o Citera, según la leyenda) donde la espera la Primavera para cubrirla con el manto. Caen flores del cielo, símbolo de la fecundidad. La Primavera. Lleva un traje floreado bordado de acianos, un cinturón de rosas rodea su cintura y en el cuello luce una elegante guirnalda de mirto, planta sagrada de Venus y símbolo del amor eterno. Entre sus pies florece una anémona azul.
Venus es la figura principal, destaca la belleza dulce y sugerente de la figura de Venus, y la gran melancolía de su mirada. Sus cabellos al violento reflejan el ritmo de curvas típicas de la pintura de Botticelli. La representación de una diosa pagana desnuda fue una novedad, no se había hecho desde la época romana. Durante la Edad Media el desnudo femenino era considerado pecaminoso por el cristianismo, pero par los renacentistas era un símbolo de la inmaterialidad. Esta Venus no representa el amor carnal o el placer sensual sino el ideal de belleza.
Estas tres alegorías de Botticelli muestran su gran conociemiento de la mitología clásica y de la filosofía neoplatónica que se desarrolló en la Florencia del siglo XV de la mano de Marsilo Ficino. Se cree que las fuentes literarias en las que se inspirño fueron dos obras de Ovidio: Los Fastos y La Metamorfosis. El poeta Poliziano describe una pintura de Apeles también llamada El nacimiento de Venus.
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Palas y el Centauro (1482-83): es una pintura al temple sobre lienzo que representa Palas (Atenea o Minerva), diosa de la sabiduría, sujetando por la cabellera al Centauro, un ser híbrido mitad humano mitad animal. La acción está encuadrada en un paisaje rocoso con el mar al fondo. Hay diversas lecturas sobre esta obra, la más aceptada es el dominio de la sabiduría dominando sobre la fuerza, la ignorancia y la brutalidad representada por el Centauro, la razón se impone al instinto. Otros consideran que representa la superioridad de Florencia frente a Roma. En cualquier caso encontramos las mismas características estilísticas de las pinturas anteriores: la dulzura en la mirada, los gestos curvilíneos, sensibilidad, ensoñación…
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Escena del cuento de Nastaglio delli Onesti (1843): Botticelli pinta cuatro tablas al temple que representan un cuento del Decamerón de Bocaccio: Nastaglio delli Onesti. Tres se encuentran en el museo del Prado. El cuento narra como un caballero que se va a casar con una dama duda de su fidelidad. Tiene una visión sobre un caballero que persigue a una mujer a la que están devorando sus perros. Descubre que fue uno de sus antepasados y cuando llega el día de su boda celebra el banquete en el lugar de sus visiones. Los invitados se asustan ante la visión y su mujer comprende en seguida el mensaje.
1Iglesia del Carmine en Florencia.
2La admiración de los artistas renacentistas por Apeles también tenía un componente social, ya que este pintor fue amigo personal de Alejandro Magno, tenía el reconocimiento que estos pintores querían para ellos, y su arte, de su sociedad.
3La descripción de la obra pudo encontrarla en los Diálogos de Luciano de Samosata y también aparece mencionada por Leon Battista Alberti en su tratado De pictura.
4Algunas teorías sostienen que el dios Mercurio es un retrato de Juliano de Médici (hermano de Lorenzo de Médici), y que la Castidad representa su amante Simonetta Cattaneo.