Arquitectura románica
La arquitectura románica subordinó el resto de disciplinas del arte románico. A la iglesia o al monasterio se subordinaron la escultura de las portadas y los capiteles historiados del claustro, la pintura mural y las vidrieras.
El arco de medio punto y la bóveda de cañón son los símbolos distintivos del románico. La construcción de la bóveda en piedra sustituyó a las primitivas cubiertas de madera, protegiendo al edificio del fuego y permitiendo estructuras con mejor acústica para la salmodia y el canto. El problema al que debían enfrentarse los maestros de obra era el enorme peso de las estructuras. En las primeras obras románicas el peso completo de la bóveda recaía en los muros, que debían ser muy gruesos y sin vanos; aún así, no siempre eran capaces de soportar los empujes laterales.
La solución fue construir los arcos fajones que se sostenían sobre pilares y canalizaban las fuerzas de descarga hasta puntos concretos donde se situaban gruesos contrafuertes. Al no cargar el peso sobre los muros se podía elevar más altura y aumentar la longitud de la construcción.
Cuando el edificio tenía tres naves, las laterales se cubrían con bóvedas de arista o de cuarto de esfera, siempre reforzadas por fajones, para canalizar los empujes al exterior (en lo que se denominaba engranaje de bóvedas) donde se situaban los contrafuertes o estribos (en el eje de los arcos fajones).
Gracias a la estabilidad proporcionada por los contrafuertes se pudieron seccionar las naves laterales en dos pisos, abriendo una galería alta o tribuna, con la cual se duplicaba el aforo del templo y, además, se permitía la iluminación solar perforando ventanas en la pared.
Las iglesias, monasterios y catedrales tenían un gran componente simbólico en cada uno de sus elementos. Su significado eran conocido en la época, ya que a ellos se aludía en sermones y escritos del momento:
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Siempre estaban orientadas de este a oeste. La luz entraba por el ábside en los momentos de celebración, reforzando la idea de Dios como lux mundi (luz del mundo).
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La planta habitual era la de cruz latina1, añadiendo el transepto a la clásica plata de basílica2. De esta manera reproducían la imagen de Cristo crucificado:
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El ábside, donde está el altar y, por tanto el lugar más sagrado coincide con la cabeza.
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Las naves longitudinales son el cuerpo y las extremidades inferiores, mientras el transepto representa los brazos.
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El crucero es corazón.
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El presbiterio, situado entre el altar y el crucero solía contener el coro, lugar reservado para los clérigos y monjes.
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La cúpula o cimborrio, situado en el crucero tiene un claro paralelismo con la bóveda celeste.
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Los pilares que mantienen la iglesia son los apóstoles y los profetas como fundamento y base de la iglesia.
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Los sillares de los muros que cierran el espacio simbolizan el pueblo cristiano. Cada sillar representa una persona, todos juntos constituyen la Iglesia Universal.
Los monjes cluniacenses, en la iglesia mayor de su Abadía de Cluny, aportaron dos soluciones constructivas que, debido al creciente número de visitantes en sus iglesias para adorar las reliquias, se expandieron por otros templos de peregrinación:
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El deambulatorio o girola: un pasillo semicircular que prolonga las naves laterales por detrás del plesbiterio y el altar. Este arreglo permitía que los peregrinos admiraran las reliquias (que solían guardarse en la cripta3) sin tener que pasar por el presbiterio ni alterar la celebración de la misa.
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Los absidiolos: pequeñas capillas semicirculares situadas en la cabecera, normalmente para el culto de santos o reliquias.
Las fachadas de las iglesias suelen estar enmarcadas por dos campanarios, aunque también es habitual encontrarlos en los laterales, cerca del transepto. Los templos más pequeños sitúan las campanas en espadañas sobre la fachada.
El estilo románico presenta algunas variedades geográficos; por su originalidad debemos nombrar Italia, donde la influencia clásica y bizantina se hizo notar con más fuerza en algunos rasgos:
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Utilización del ladrillo como material constructivo.
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Aprovechamiento de materiales de edificios antiguos, como el mármol.
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Separación en las catedral de sus tres elementos: iglesia, campanario y baptisterio, para este último utilizaron la planta circular.
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Predominio de la pintura mural sobre la escultura.
Estos rasgos son claramente visibles en el conjunto de la Catedral de Pisa, con su famosa torre inclinada.
El románico español también presenta algunas variantes:
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Cataluña con gran influencia lombarda visible en San Vicente de Cardona y la Catedral de la Seu d’Urgell, destaca los conjuntos pictóricos en sus iglesias rurales de San Clemente de Tahull y Santa María de Tahull.
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Aragón destaca por la Catedral de Jaca y la influencia mozárabe en edificios como San Pedro de Lárrede o lombarda en la Catedral de Roda de Isábena (Ribagorza).
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Navarra: nos proporciona bellos ejemplos de iglesias poligonales de planta centralizada, como las iglesias de Eunate y Torres de Río.
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El románico leones se fijó en San Isidoro de León, la Catedral de Zamora recibe influencias del Perigord (Francia) y Bizancio.
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El románico más destacado de Castilla lo encontramos en Santa María de Fromista, Santillana del Mar, San Esteban de Segovia o en San Vicente de Ávila.
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Galicia, junto a la Catedral de Santiago (que luego estudiaremos) nos muestra la Catedral de Tuy y la Catedral de Orense.
La iglesia de peregrinación
El Camino de Santiago
El origen de las peregrinaciones a Santiago de Compostela mezcla la leyenda, la devoción y el negocio.
Según los cronicones, Santiago el Mayor, uno de los 12 Apóstoles, vino a España a predicar el Evangelio tras haber recibido el don de la glosolalia el día de Pentecostés del año 33. Después regresó a Palestina, donde fue martirizado. Sus discípulos llevaron su cuerpo hasta Galicia para sepultarlo en el Finisterre. Con el paso del tiempo, se olvidó el emplazamiento exacto del cadáver. En el siglo IX, el obispo Teodomiro declaró que “unas luces ardientes” habían llevado al ermitaño Pelayo a descubrir los restos del apóstol Santiago. El obispo y el rey Alfonso II, propagaron el hallazgo por toda la cristiandad y animaron al pueblo a honrar los restos con una peregrinación anual, a una nueva ciudad: Santiago de Compostela, sobre el Campus Stellae (el campo de las estrellas) milagrosamente iluminado. El Papa difundió la noticia exhortando a los fieles a viajar hasta Galicia para adorar la reliquia. Francia fue el primer país que inauguró la peregrinación internacional, abriendo en su territorio el Camino de Santiago.
Cuatro localidades francesas se convirtieron en punto de encuentro y redistribución de peregrinos del continente, de norte a sur:
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Tours aglutinaba los peregrinos llegados desde Holanda, Bélgica y Luxemburgo.
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Vezelay a los llegados de Alemania.
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Le Puy a los austriacos, húngaros y polacos.
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Arlés a los llegados desde Italia.
Desde las primeras tres cabezas, los peregrinos se dirigían Roncesvalles, lo que se conoce como el Camino Francés; y desde Arlés cruzaban los Pirineos por Canfranc, el Camino Aragonés4. Después confluían en Puente la Reina y, desde allí a través de Logroño, Burgos y Astorga finalizaban en Santiago de Compostela. El trayecto de cada etapa era de unos 30 kilómetros diarios y para llegar al destino sólo había que seguir la Vía Láctea, o el camino trazado de este a oeste cada día por el Sol5.
La peregrinación fue un éxito, algunos años peregrinaron hasta medio millón de fieles (el 10% de la población europea del momento). Como curiosidad comentar que en 1130 el clérigo francés Aimeric Picaud, redactó una especie de guía turística del Camino de Santiago, el Liber Peregrinationis6, donde anotó advertencias, anécdotas, curiosidades y realizaba el primer catálogo de arte románico, al comentar los edificios sacros que salpicaban el recorrido y las reliquias que almacenaban.
Características de las iglesias de peregrinación
Las cinco iglesias de peregrinación más importantes fueron las de San Martin de Tours, San Marcial de Limoges, Santa Fe de Conques, San Sernín de Toulousse y Santiago de Compostela. Las cuatro primeras eran francesas y presidían cada uno de los itinerarios que podían elegirse para emprender el camino hasta Malicia. Sus características arquitectónicas son:
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Grandes dimensiones para acoger el gran número de fieles que las visitaban.
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La piedra como material y la bóvedas de medio cañón como sistema de techado.
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Tres entradas principales: a lo pies de la nave principal y en los extremos del transepto.
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Continuidad de las naves laterales, prolongadas por la girola detrás del altar mayor. Los peregrinos entraban en la iglesia, visitaban las reliquias y salían sin perturbar el normal desarrollo de las actividades religiosas.
Catedral de Santiago de Compostela
La catedral compostelana se inició en 1075 bajo el mandato del obispo Diego Peláez y bajo la dirección arquitectónica de los maestros franceses Bernardo el Viejo y Roberto, junto a su equipo de cincuenta canteros. En 1088, cuando estaba construida parte de la cabecera, las obras se detuvieron por encarcelamiento del obispo acusado de conspiración contra la corona.
En 1100 se designó a Diego Gelmírez como nuevo obispo y las obras continuaron bajo la dirección del maestro Esteban. En 1105 se consagró el presbiterio y en 1112 se abrieron las puertas de las Platerías y Azabacherías, en los costados norte y sur del transepto. En 1128 se concluyeron las naves y Gelmírez decidió colocar un coro para los canónigos en el eje central del templo, implantando una moda con gran porvenir en el arte español.
Finalmente, entre 1168 y 1188 el maestro Mateo ampliaba con nuevos tramos la longitud de los pies y dotaba a la fachada principal del Pórtico de la Gloria, en cuyo parteluz la imagen del Apóstol saluda a los peregrinos con la frase evangélica grabada en un pergamino: “Dios me envió”.
El monasterio
El monasterio es el edificio emblemático del románico. Seguían para su construcción las mismas características que las iglesias y catedrales, pero se situaban en entornos alejados para la meditación y estaban pensados como ciudades en sí mismas, autónomas. Concuerdan a la perfección con la sociedad feudal de su época.
La orden benedictina, especialmente tras la reforma cluniacense, fijó el modelo típico de monasterio. Su distribución era siempre idéntica con el propósito de que cualquier monje forastero se sintiera como en su propia casa:
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El núcleo principal era la iglesia, con testero plano, a la que el pueblo tenía prohibido el acceso. Además utilizaban rejas para separar el templo en dos mitades, la parte oriental para los monjes profesos (es decir, nobles) y el área de los pies para los hermanos legos (es decir, plebeyos). Los profesos vestían con capucha y hábito hasta los pies y se ocupaban de orar y cantar misa; mientras que los legos vestían con “mini-hábito” sin capucha y debían dejarse barba, además atendían a la granja, a la huerta y a otras tareas del servicio doméstico. Todos vestían de blanco, color consagrado a la Virgen.
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Al sur de la iglesia se situaba el claustro, donde se representaba el Paraíso. En él se plantaba un jardín, cruzado por cuatro pequeñas corrientes de agua dispuestas en forma de cruz, que simbolizaban los ríos del Edén: el Tigris, el Éufrates, el Fisón y el Guijón. El claustro solía ser cuadrado y cada uno de los lados del cuadrado se denominaba panda:
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Panda de la sala capitular. La sala capitular era el lugar donde se reunía la orden para tratar asuntos de organización. Junto a ella se edificaban la biblioteca, el locutorio, el taller, las letrinas y los accesos al huerto y a los dormitorios
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Panda del refectorio. El refectorio era comedor de los monjes, alrededor del cual se articulaba la cocina, la chimenea y los baños. Justo encima (disfrutando del calor) se alojaba el abad.
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Panda de la cilla. La cilla o granero servía para almacenar los alimentos, junto a ella estaban las oficinas de administración.
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Los monasterios también poseían enfermería, cementerio, bodegas y lagares, establos y cuadras, molinos y fraguas. Junto a la portería se elevaba una hospedería para transeúntes y una capilla para el pueblo, que los cistercienses consagraron siempre a la Virgen.
1La planta de cruz latina es aquella en la que le transepto es más corto que la nave principal. Durante el románico también se empleo la de cruz griega, con los brazos iguales, ejemplos de ellos son la Catedral de Saint Front de Perigueux (siglo XII) influida por los modelos bizantinos; pequeños templos como Santa María de Eunate (Navarra) del siglo XII inspirados en la Mezquita de la Roca.
2La planta basilical también se empleo durante el románico, como en San Juan de Fromista (Palencia).
3Era un espacio situado, normalmente, bajo el presbiterio y cubierto con bóveda.
4El Camino Aragonés, más duro y más bonito (en mi modesta opinión) fue anterior al Francés. El recorrido original discurría más al norte del actual, prefiriéndose la ruta meridional (más cómoda) cuando la frontera con el Islam se traslado hacia el sur.
5No olvidemos que en aquella época eran de la opinión de que el Sol giraba alrededor de la Tierra y no al revés
6Recogido en el Codex Calixtino.
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